Flower power at the house

*Texto publicado en la web de Sofar Sounds

Una casona. Los muros amarillo ocre aparecen decorados con pinturas que evocan un cómic psicotrópico, donde cuerpos humanos, a veces animalizados, se fusionan con formaciones vegetales. Huele a sahumerio. Hay una escalera de madera adosada a la pared del fondo, enredaderas y flores sobre las cortinas que cubren los balcones: el que da al frente, más chiquito; el de la parte de atrás, enorme, parece perfecto para una cena con amigos o para colocar una pelopincho. La mayoría de los invitados a esta nueva edición de Sofar Buenos Aires esperan ahí a que todo empiece, con los vasos en sus manos.

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La casa impone: se nota que más allá de haberse vestido para la ocasión, ahí se cocina algo más. Es que estamos en Che María: una casa de artistas donde los habitantes pintan, ensayan, ofrecen talleres de yoga, de actuación, incluso alquiler temporario para otros sujetos creativos. Una vez al mes organizan una fiesta homónima en la que se cruza la música en vivo con la comedia, el teatro y el juego: la próxima promete, se celebra el día de los enamorados.

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A diferencia del último Sofar de 2013, que comenzó con la intensidad de la pianista Aysedeniz Gokcin, las primeras notas del que inaugura 2014 afloran de la dulce voz de Cata Raybaud, una cantautora porteña que se presenta con una banda desenchufada y una esmerada sección de percusión. A un volumen sutil, delicado, perceptible como un susurro que parece decir “no queremos molestar”, el conjunto suena empacado y firme: se nota la experiencia, con un álbum editado en 2011 –Detrás de lo que vieran es su nombre- del que desgranan canciones de vocación pop, entreveradas de ritmos procedentes del funk, el folklore argentino o el candombe uruguayo. Un comienzo embaucador para un público que escucha sentado, con canciones que atraviesan los sentimientos encontrados que provoca el amor: las ilusiones, el daño, el cuidado, la comprensión, el anhelo de que todo funcione bien. ¡Ahí va! es uno de los mejores cortes, tan ligero y bailón que empuja a un pequeño grupo a levantarse para mover las caderas con descaro y diversión.

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Como en Cata Raybaud, de la melancolía también emergen las canciones de Grace Portillo, aunque la intérprete salvadoreña mira los sentimientos desde un lado más íntimo: ella sola, sobre una silla, con su guitarra y un sombrero, desnuda su alma para para acometer unas canciones próximas al desgarro emocional y las decepciones. Con una voz más grave, rasposa, de textura negra, interpreta una serie de composiciones propias de rock acústico que canta en inglés y en español. Y la elección del idioma no es casual: unos cortes están claramente influenciados por el folk norteamericano de nueva factura -Bon Iver, Sufjan Stevens-, otros toman referencia de ritmos afrolatinos: es el caso de la despechada Criatura interesante. Grace Portillo, que actúa todos los lunes en el ciclo de solistas Folk You Mondays!, transpira la fuerza arrolladora del Caribe en la mirada pícara y el vocabulario deslenguado que inunda sus canciones. Smoking You es una auténtica joya en bruto: personalísima, intensa, donde emerge una personalidad valiente y sensible que ante todo, se la banca.

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Va a empezar la última banda y de repente, aquellos que habían lanzado el baile en las canciones de Cata Raybaud agarran los instrumentos y se dirigen hacia el improvisado escenario: ah, ¡que ellos son Ivo Ferrer y los Tremendos! Su recital, que consigue levantar los ánimos desde la provocación y la exuberancia, ya había comenzado una hora antes, aunque pocos lo supieran. Todo gravita en torno a Ivo, risueño desde su baja estatura y su bigote hipster, cuyo carisma, que bebe del músico y del comediante, corre como la pólvora por la escena indie porteña. Los Tremendos son siete, aunque otras veces son más, o menos, o cambian las caras, o se las pintan a lo neohippie. Con guitarras, teclados, bajo, batería, bandoneón y tres voces femeninas al coro reproducen canciones despreocupadas con referencias a lo indie y épicas que recuerdan a las de Animal Collective o el tropicaloide El Guincho. Creo que me está gustando o Lo más lindo, con la que pusieron al público a cantar,forman parte de su último Ep Aunque ya esté grande, aún quiero ser astronauta. Destaca la presencia de Pat Morita de Nadie: una de las coristas que, como Bez de Happy Mondays, toma el rol de animadora excéntrica de la banda; aunque a diferencia de aquel inglés pasado de ácidos, en Pat se presiente la intención por agitar como sea.

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Tras acabar el show, mientras los músicos recogen sus instrumentos y apenas quedan los últimos asistentes al Sofar, Ivo y sus compinches comienzan de forma desordenada una versión enloquecida del tema del momento: Get lucky de Daft Punk. Con la buena onda, la noche continúa en la pizzería La Rey, donde Grace Portillo, incombustible, concita las miradas de los camareros cuando comienza a chupar su cigarrillo de vapor; al tiempo que Pat Morita, de camino al baño, danza entre ellos, y ellos, perplejos, no entienden qué significa todo eso ni de dónde procede esa borrachera musical.

Acerca de miguelamen

Gashego no gallego.

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